jueves, marzo 29, 2007

Deberes para casa...



A veces mi vena docente aflora también entre las "ciberflores".

Rescato del blog de Balcius (Caída libre) unos ejercicios que me han dejado boquiabierta y que deseo que tengan su merecido hueco en esta morada que la primavera va coloreando y por ende revitalizando.

Quiero ser la primera en hacer estos deberes. Me han seducido enormemente las variantes pues me han parecido sugerentes a la par que convenientes.
Remanso de alegría y paz interiores, bazas óptimas para enfrentarme a tan ardua tarea. El empuje reside en los coletazos del 24M. (Saben a suculento y energético chocolate...)

EJERCICIOS
1.
Aplicarse tapones de silicona a los oídos, del color más parecido a la propia piel que sea posible, logrando el mejor aislamiento posible.
Caminar sobre grava gruesa -preferiblemente muy blanca- con los ojos cerrados.
Sentir el crujido silencioso de la piedra contra la piedra recorriendo todo el cuerpo. Oir con el cuerpo. Mucho mejor si llueve, sintiendo también las gotas de agua a través del mango del paraguas.
Variante: hacer lo mismo con un vago recuerdo.

2.
Pronunciar en alto la letra "mmmm". Sentirla resonar en el interior de las fosas nasales, en la cavidad de la cabeza. Sentir cómo la vibración hace cosquillas en el velo del paladar, dibujando el fondo de los ojos y trazando los huecos de esa zona tan inusitadamente hueca de nosotros.
Expandir el hueco.
Llegado ese momento -se sentirá llegar-, abrir la boca: "mmmmmaaaAAA...". Disfrutar, sorprenderse de la fuerza con la que sale ese sonido engendrado tan dentro, cómo se arroja el sonido al mundo tras su redonda gestación en la fertilidad de nuestra cabeza.
Variante: hacer lo mismo con un deseo.

3.
Ponerse guantes gruesos de cuero, y encima de ellos guantes de malla de acero. Introducir las manos en un recipiente que previamente se ha rellenado de clavos y cuchillas de tamaño lo suficientemente grande para garantizar la completa desfiguración de una mano desnuda, pero también lo suficientemente grandes para garantizar que no penetran la malla metálica. Hundir las manos con sed, con fruición, como quien remueve legumbres o almendras o soja verde o granos de café recién tostados. Navegar los dedos entre el metal ávido de sangre, juguetear con regocijo de los dedos.
Variante: Hacer lo mismo con una frustración enterrada.

4.
Salir a mojarse a la lluvia, como un gato que se haya vuelto loco. Buscar la situación ideal; hará frío, la noche no tendrá luna, comenzará luego a llover agua fina y helada atomizada por un viento atroz. Desear desnudarse y sentir el cuerpo líquido.
Variante: dejar que llueva dentro. Inundar la mente del olor de la tierra mojada.

5. Pon tus manos sobre las suyas.
Encajando secretamente como las cucharillas dentro del cajón cerrado.
Sobre las suyas, por lejos que estén, por imposible que sea, desde el mismo borde del abismo.
Respirar dos veces. Retener el aire, y entonces, detener el tiempo.
Variante: hacerlo eternamente.

(Permitidme que ante el number five tome triste "conciencia-identificativa" y suspire mientras, eso sí, la sonrisa se muestra victoriosamente presente...)

domingo, marzo 25, 2007

Cada cual tiene su alcohol..


Le atrapo al Señor Enrique (guiño, guiño) este poema de Fernando Pessoa para seguir celebrando mi nueva y singular primavera..

“Cada cual tiene su alcohol. Tengo alcohol suficiente con existir. Borracho de sentirme, vagabundeo y voy seguro. Si es hora, me recojo en la oficina como cualquier otro. Si no es hora, voy hasta el río a mirar el río, como cualquier otro. Y, por detrás de esto, cielo mío, me constelo a escondidas y tengo mi infinito”.


Jamás olvidaré este fin de semana. Jamás. Y este poema sería muy significativo y escondería realidades en la base, y en el fondo.
Quiero ser infantil y meter esta felicidad en un bote transparente con tapa, para poder contemplarla a cualquier instante y que no escapara.
Hay Dios, os lo aseguro, y me ha regalado un 24 de Marzo del 2007 maravilloso, mágico, en el que tiene cabida la realización de sueños profesionales y sociales anhelados.
Un día que me ha devuelto a la niña de siempre, a la auténtica, a la competente, segura, confiada y para más inri elocuente, a la que es capaz de conseguir que el público se rinda a sus pies con la naturalidad, la pasión y el brío como armas.
Pocas satisfacciones tan plenas.

Escribiré con calma de tan especial día. Hoy no puedo. Aunque necesito plasmar esta pequeña pincelada.
Estoy convencida de que es preferible que siga el maravilloso consejo que rescaté del blog de mi querida Teresa: “ No escribas bajo el imperio de la emoción, déjala morir y evócala luego.
Que descanse, que pierda intensidad, que me devuelva la serenidad pero que no muera.
Es el delicioso acicate donde agarrarme durante una buena temporada.

Amigos míos, permitidme que sea yo hoy quien os abrace.
No quepo en mí de gozo por todo lo acontecido en este más que sorprendente día.
Va siendo hora de que la alegría se adueñe por fín de ésta, mi (vuestra) sombría morada...


Gracias David, demostraste ser el AMIGO MARAVILLOSO que sabe estar presente en “mis momentos importantes” a pesar de la "puñetera" distancia.

lunes, marzo 19, 2007

Las trampas de la primavera...



Debí publicarlo ayer, domingo 18 de Marzo del 2007. El día que se despertó en mí, el repentino deseo de gozar una soleada primavera...

El presentimiento del sol la despertó mucho antes de que reuniera las fuerzas suficientes para levantarse, y saltar de la cama, y subir la persiana. Sus ojos ya conocían la clase de mañana luminosa y limpia, crujiente y templada, que encontraron al otro lado del balcón, aquel cielo absolutamente azul, aquel aire absolutamente transparente, aquel regocijo de los colores recién nacidos, tan vivos, tan intensos de pronto como si hubieran salido de los lápices de un niño pequeño. La llegada de la primavera, pensó, bueno, es normal, y se fue a desayunar.
Ella recuerda desde siempre mañanas como ésta, la alegría fugaz y concentrada de unos pocos días buenos, benditos en su benéfica locura y en la enloquecida benignidad que producen. Mientras llena la cafetera, recuerda también que la primea vez que sintió auténtica ansiedad, esa clase especial de placer que es agridulce y sedienta a la vez, mientras se besaba con un chico, fue una mañana como ésta, tumbados los dos en el césped, en una ladera del parque.
Desde entonces han pasado unos cuantos años, y sin embargo, mientras espera a que el pan salga del tostador, este sol le devuelve a aquél, y el fervor pasado siembra un hormigueo traicionero y repentino debajo de su piel.
¡Qué tontería!, se dice, pero la luz, que no lo sabe, entra hasta el centro de la cocina, y la envuelve en una cápsula de calor invisible, instantáneo, tan confortable que de repente ya no sabe si es su piel o su memoria la que recuerda. ¡Qué tontería!, insiste, y sin embargo ya no es sólo aquella ladera de césped, sino muchos otros lugares, otros días y sobre todo otras noches, y ya no es sólo la locura del sol la que revive, sino sus propias locuras pasadas, hazañas turbias, feroces, de los años salvajes. ¡Qué tontería! Pero el tiempo opera extraños fenómenos, y si a los treinta años no podía recordar sin ruborizarse las barbaridades que había hecho a los veinte, ahora, dos años mayor, las mira, en cambio, con simpatía y una benevolente nostalgia de su propia juventud, aquella avidez perpetua, la implacable determinación de beberse cada noche una vida entera, como si pudiera vampirizarse la felicidad.
Es el sol, se dice, este espejismo adorable de la incipiente primavera que hace florecer los olmos secos y los ánimos exhaustos. Y siente un deseo repentino de vivir como antes, con la irresponsabilidad, y la insensatez, y la precariedad de antes. Meterse en el baño como antes, por ejemplo, y dedicar tres o cuatro horas sólo a ponerse guapa, y vaciar luego el armario encima de la cama, y probárselo todo muy despacio, jugando a combinar prendas sugerentes y provocadoras hasta encontrase con una imagen elegantemente sexy.

Luego perdería el tiempo hasta el atardecer y sólo entonces saldría a la calle, estudiaría su aspecto en los escaparates, se sentaría en una terraza a dejarse mirar. Tal vez no la miraría nadie, se dice a sí misma, pero eso sería lo de menos. Lo de más sería volver a los bares, evaluar el panorama de un vistazo, escoger un fragmento de la barra, hacerse amiga de este o de aquel camarero, y ligar, o coquetear un rato...
La verdad es que estaría bien, se dice, y sonríe, mientras lava la taza y el plato. Y el sol le sigue guiñando un ojo mientras se viste para ir a comer a casa de sus padres.

(Almudena, ¡tú si que eres Grande!)

martes, marzo 13, 2007

Hoc non pereo habebo fortior me...


Hoy sentí por primera vez en mis 32 años envidia, verdadera envidia.
De la que recorcome por dentro cual serpiente venenosa.

Otra ausencia..¡¡¡ Vamosssss que nos vamossssss!!!

Ésta pesa tanto que debe ser por ello que se generan en mí sentimientos que mi padre, caballero andante, se encargó muy mucho de que nunca hiciesen acto de presencia. Se rebeló la niña y esta mañanita el lado oscuro hizo "pum".

Le dijimos adiós a Javier, hermano de mamá.
Un alma joven que demostró arrojo hasta el final.
Mi hacedor de sonrisas particular.
Mi testarudete cómplice en la farándula de las emociones.
El responsable de que hoy sea profesora y no "masajista". (Hacía mucho que no rememorábamos esa divertida anécdota).
El "mimadete" de la abuela María.
El enamorado del café cargado y el paquete Ducados.
El "siestitas", el cantarín, el fan number one de Rafael y Mª Dolores Pradera.
El gran amante de su familia y especialmente de su preciosa niña María.
El entusiasta del tenis y ajedrecista de pro.
El afable madurete que dejaba olor a Esencia de Loewe y cuyo porte y atractivo tenía a muchas mujeres encandiladas.
Mi "Rey Mago" favorito. Mi espectador infalible en el teatro.
Don aficionado a la fotografía y a quien le debemos ese emocionante vídeo familiar en blanco y negro que realizó con las escenas grabadas con el "tomavistas" de antaño...

Mientras le despedíamos con un funeral muy humano, "terrenal" y cercano, en esos instantes de tristeza y amargura profundas, de sentir que la fatiga y la incapacidad son reales y tangibles, resultó inevitable fijarme en los presentes: Eva se abrazaba a Enrique, Oscar consolaba a Beatriz, Javier apretujaba a Sara, Carlos miraba a Pili, Cristina vigilaba a Luis, papá le cogía la mano a mamá...
¡Cuánta envidia! Yo deseaba con toda el alma que tú estuvieses ahí, dándome el abrazo que tantísimo necesitaba y que, afortunadamente, un alma caritativa me regaló al hacer yo ademán de... Reconfortó, no lo negaré. Pero la bebota que anida en mí pedía a gritos el tuyo. Creo que justo en ese momento, hubiese sido capaz de venderle mi alma al diablo.

De nuevo tienes razón, y la de veces que yo discrepé: "HOC NON PEREO HABEBO FORTIOR ME"
Respiro profundamente y recuerdo un texto del " Profeta de la luz que guiará" que me inspira y me induce a soñar:

Prioridades, objetivos, sueños... cada cual tiene los suyos. A veces irrealizables tanto por uno mismo como por un grupo de personas. Pero son los personales los que tienen más valor que todos los demás. Por eso es tan difícil resistirse a abandonarlos. Cuando no queda otro remedio que hacerlo, un gran hueco en nuestro interior lo reemplaza. Y por eso hay que luchar más denodadamente para alcanzarlos. Aunque nunca se consigan hay que tratar por todos los medios no cejar en el empeño. Una y otra vez, y otra y otra.

Cuando el tema es aunar esfuerzos para formar pareja... todo lo anterior se multiplica exponencialmente, y esa es la razón por la que se necesita la compañía adecuada para el gran viaje. Si no se tiene, el naufragio está asegurado. La búsqueda de compañía puede llevar sólo un instante en ocasiones, pero las más de las veces, es necesario mucha paciencia e incluso (en ocasiones demasiado) ensayo y error. Pero también la gracia del "juego" reside en el "juego". Todo lo que realizamos a lo largo de nuestra existencia, tanto las buenas, como sobre todo las no tan buenas experiencias nos ayudan a conocernos mejor y a conocer mejor a los que nos rodean.

¿Y cómo saber si la elección es la acertada? La respuesta correcta es que no se sabe nunca... al 100%. Pero la especie humana no ha sido "creada" en tales términos de perfección. Al menos tenemos las herramientas necesarias para discriminar bastante bien lo que nos conviene y lo que no. Si se escoge a una persona con la que no se comparten ni prioridades, ni objetivos... ni tan siquiera un sueño... no creo que pueda ser la opción más adecuada.

Todo lleva su tiempo pero... "Hemos olvidado que nuestra única meta es vivir y que vivir lo hacemos cada día y que en todas las horas de la jornada alcanzamos nuestras verdadera meta si vivimos..."

Además... ¿cuál era la finalidad de la vida de una persona? Creo que es pasar "su" tiempo lo mejor posible, lo que implica que debe pasarlo en la mejor compañía posible siempre que le sea posible.




Retomo una significativa palabra de la canción que tantas emociones despierta en mí:

"LLEGARÁ."..llegará de nuevo ese ser que me abrazará cuando más lo necesite y me hará inmensamente dichosa porque deseará, como yo, ser él y no otra persona quien cautive y disfrute un cómplice y tierno instante...

Nadie dijo que la vida fuese rosa, pero..¡cáspitas! (y aseguro que me viene a la mente otra palabreja), este negro empieza a...

miércoles, marzo 07, 2007

Una maestra que enseñaba con la fantasía...


Se nos ha ido una vida llena y se ha ido de repente, jugueteando con la sorpresa, cargada de "imprevisto", como toda su vida.
Dicen que cuando se incorporó al centro, un mes de Enero, los que tuvieron la suerte de acompañarla entonces, pronto descubrieron el gran tesoro que encerraba.
Dicen que llegó risueña, alegre, vivaracha y cantarina (así era ella). Pronto los pasillos se acostumbraron a recibirla al comienzo de su jornada y yo unos años más tarde, siendo testigo de unos buenos días tan positivos que contagiaban.

Madrugaba siempre porque necesitaba tener todo dispuesto para recibir a sus muchachos. Todas las mañanas sonaban sus pasos cortos pero audaces, porque venía cargada de paquetes, bolsas y libros llenos de tesoros, dispuesta a sorprender.
¡Y lo conseguía! ¡Todos los días había algo nuevo que descubrir!
Podía comenzar su clase preguntando por el sabor de la luna y después de haber leído mucho y seguido, conseguía que los niños fueran capaces de describir su sabor.
Con ella era posible tomar un té con los hombres azules del desierto, sin salir de las aulas; bastaban la lectura y la imaginación para llevar a término los viajes más apaionantes y divertidos.
En sus clases se aplaudía, se lloraba y ¡¡oh!! se suspiraba porque hacía emocionante aprender. Era una mujer frágil y sensible y una educadora firme y creativa. (Razones más que suficientes para llevarnos tan bien y tener esa complicidad y cariño especiales)

Nada era difícil a los seis años (enseguida comenzó a educar a los más pequeños) estando a su lado, porque hacía cercano lo complejo. En su clase había tres cajas de vivos colores, dispuestas a recibir de los niños sus problemas, depositar las soluciones y cumplir sus deseos; con este juego pudo enseñar sin rodeos que vivir es crecer con problemas. Así ha ayudado a muchas generaciones (algunos ya son universitarios) a madurar.

Ha sido bonito conocer su magia y poder alimentarse con su sabiduría: le sostuvieron una imparable creatividad y la pedagogía del amor que hacía fuertes y seguros a aquellos frágiles párvulos que comenzaban la primaria de su mano.
La espectacular biblioteca del colegio, los talleres de lectura de verano, su método musical adaptado, la matemática fácil, las cuentas con cuento, las cartas con Argentina, los museos viajeros y ¡tantas cosas!.
Mucha es la vida que nos ha regalado: felicidad y aprendizaje a los alumnos y compañeros, serenidad y compañía a los padres, proyectos en definitiva.
Proyectos que hoy están vivos y que quedan en nuestras manos llenos de posibilidades y de futuro.

Gracias por todo lo que nos has dado. A mí además y especialmente, fuerza, ánimo, esperanza y luz, mucha luz en los días oscuros...
Compartir contigo proyectos teatrales fue experiencia más que gratificante. No olvidaré el curso 2004-2005 y el festival de fin de curso que juntas gestamos y disfrutamos. Me permitió conocerte más a fondo y resultó sorprendentemente emotivo por todo lo que descubrimos la una de la otra.

Conocerte fue mi suerte, trabajar contigo un inmenso placer.
Nunca te olvidaremos carita de muñeca.
Alumnos, padres, compañeros, amigos y familia te tendremos siempre presente, hay estrellas que nunca dejan de brillar..