Good bye, rafiki...
A la vista ya del puerto y la Ciudad de Piedra, Zanzíbar parecía un brochazo de pintura dorada sobre el mar color fucsia, un cuadro digno de Vermeer. Hay pocas luces comparables a la del atardecer en Zanzíbar, cuando el viento ha barrido la calima y los objetos y los seres quedan singularizados en trazos precisos, rodeados por un aura palpitante. Y la luz, al chocar con la piedra coral de los edificios, rebota en tonos rosas contra el océano de duro azul, mientras del cielo parece descender una luminosidad de polvo de oro...
Zanzíbar, agosto 2007
Sigue llenando este minuto de razones para respirar..
Zanzíbar, agosto 2007
Sigue llenando este minuto de razones para respirar..
5 Comments:
todo tan hermoso..y al final Pablo Milanés...besos
Fernando....aysss Fernando...
Mejor no añado nada y contemplas mi carita cuando se crucen de nuevo nuestros carritos en Hipercor :))
Besos!!!
Cuando estas enamorada, aunque estuvieras en la ciudad mas cutre, la verias encantadora. Desde Irlanda sin acentos, un abrazo.
Preciosa foto, que no lo dije.
Guau... Eso es un anochecer bonito...
Yo he visto muchos anocheceres en estas vacaciones, y cada uno tiene su luz especial verdad?
Feliz regreso, un abrazo.
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